Capítulo XI: Los que somos sin ser

Hay mucha gente que supone una fuente de inspiración para otros por sus obras, sus palabras, sus ideas... Grandes hombres y mujeres que quizá pasan desapercibidos para el resto del mundo son el leit motiv de otros sin ellos habérselo propuesto.

Para mí, la persona que más ternura me despierta en el planeta es mi abuela. La admiro mucho, muchísimo, ha sido y es una mujer luchadora, generosa, creyente, con un sentido del humor excepcional y ante todo un espíritu libre. Rozando las 90 primaveras, sus palabras son el mejor billete para viajar atrás en el tiempo e imaginar el mundo que ella ha vivido, sus aventuras y desventuras, calamidades y buenos momentos, incertidumbre e ideales grabados a fuego.


Allá, desde el punto más lejano que mi memoria alcanza, la recuerdo sonriéndome y dándome infinito cariño. Adoraba despertarme temprano e ir corriendo a meterme en su cama, oler su colonia -"Joya"- que impregnaba todo lo que ella tocaba, reírme de su redecilla para dormir y acurrucarme a su lado un ratito.
Los años pasaron y era ella quien siempre cedía a mis chantajes emocionales para echar una partida de cartas, le contaba cosas del colegio, nos reíamos a carcajadas de chistes y coñas marineras...
A medida que fui haciéndome mayor, sus historias empezaron a tomar protagonismo. Siempre había pensado en ella como un ser excepcional pero desde entonces aquello fue materializándose en hechos narrados por ese carácter y enorme corazón que tiene.



¿Cómo no admirarla? Aquella fumadora empedernida, gustosa de su whisky y su carajillo o café irlandés, con el único miedo de que algo nos sucediera y sin miedo a nada más, que no permitía jamás que se quedase nada en el plato, con sus carcajadas y esa mirada que revela un espíritu pizpireto, me ha fascinado siempre.

Sus orígenes son, como el de la gran mayoría de nuestros abuelos, más que humildes. Su juventud no fue sencilla, como tampoco lo sería el resto de su vida. Tiene todo tipo de historias en su haber: mozos que la pretendían y de los que ella se mofaba, la vez que posó desnuda para un cuadro, lo mucho que le gustaba bailar jotas, cómo acabó con la columna desviada de cargar peso porque en casa le tocaba el papel de 'chico'... pero de todas sus historias, la mejor de todas es, sin duda alguna, su historia de amor. Un amor prohibido con su 'marido', hombre separado que apenas convivió un mes con su esposa, se escapó saltando por la ventana de aquello, se marchó a la guerra  y que quiso con locura a Concha. Y con locura Concha le quiso a él. Era su marido sin serlo, igual que yo soy su nieta sin serlo o ella es mi abuela sin serlo. Somos sin ser. Depende de quien lo mire, pero para el corazón no existen contratos, ni lazos de sangre.

Se amaron tanto que las palabras se quedan cortas. Sólo se puede explicar a través de la mirada de mi abuela y el cariño con el que fluyen sus palabras cuando cuenta la historia de los dos. Vivían en una situación complicada, 'mal vista' a los ojos de los conservadores e incluso de la ley (Más de una vez tuvieron que poner los pies en polvorosa perseguidos por los guardias por demostrar su amor en la vía pública... ¿No es ideal?).


Aún topándose todo tipo de adversidades, su amor estaba por encima de todo. Viajaron, rieron, se amaron muchísimo... y la muerte se llevó a su marido quizá demasiado pronto. Su lucha y el apoyo de todos los que la querían consiguieron incluso sentar precedente legal para casos venideros, llegando a percibir la pensión por viudedad sin tan siquiera estar casados. Aprovecha siempre para contar que el entonces presidente del gobierno, Adolfo Suárez, la telefoneó para darle la enhorabuena por lo que había conseguido. Lo que se le pasó por la cabeza inmediatamente fue que había sido mi padre gastándole una broma... ¡La humildad de esta mujer es pasmosa!

Cuando pienso en todas las aventuras con su 'marido' que me ha contado, en las que aún me cuenta y las que queden por contarme, me vienen a la cabeza las mejores historias de amor narradas en novelas, películas y canciones. Pero no es igual leerlo o verlo que escucharlo de viva voz, haciéndote latir fuerte el corazón, queriendo explotar en un mar de lágrimas, ardiéndote en el pecho la urgente necesidad de abrazarla muy fuerte...


Hoy ha vuelto a emocionarme con alguna de sus vivencias, y, como cada vez que voy a visitarla, me he vuelto en el coche llorando como una magdalena. Se me saltan las lágrimas de todo lo que la quiero y lo que representa para mí. ¿Cuántas veces habré soñado con vivir una historia de amor tan profunda como la suya? Quizá de ahí me viene lo de ser tan lili y tener el amor en un pedestal tan alto.

Alguna vez os habrán hecho la pregunta ¿A quién te gustaría parecerte cuando seas mayor? Y siempre he tenido claro que, si pudiera, me encantaría ser como ella.

Para ella, por lo grande que es, por su sonrisa, su mala leche, su arte, su gracia, su paciencia y su enorme corazón, le dedico el más grande de los 'te quiero'.




Capítulo X: De cánones y de cómo deberían ser las cosas

A veces, cuando alguien pretende hacerte un cumplido acaba cagándola soberanamente. Una vez quedé con un chico, estudiante de periodismo, para tomarnos una cerveza. Charlamos alegremente, de buen rollo, (se veía que de ahí no iba a pasar la cosa) y en el momento menos esperado, me fulmina con un maravilloso comentario: "Bridget, eres lo más parecido a un tío que conozco".


¿Cómo se le queda el cuerpo a una después de semejante hachazo? Pues con ganas de exterminar todo rastro de vida en 50 km. a la redonda, como poco.

Esta noche, así de repente, me he acordado de ese momento y he decidido disertar sobre ello: ¿Cómo debe ser una mujer?

Difícil cuestión a resolver, sobre todo porque el concepto de cada cual varía enormemente de una persona a otra.

Acabaré antes analizando esos puntos de mí misma que se denominarían 'poco femeninos', signifique lo que signifique tan inapropiada terminología.


Odio y se me da fatal tontear. Salgo de fiesta y sólo quiero pasármelo bien y bailar, olvidándome en casa el 'radar de mozalbetes'. Me encanta el fútbol y hacer el friki con la consola o el ordenador. Me parto de risa con los eructos y los pedos. Si un chiste tiene gracia, aunque sea machista o extremadamente cruel u ofensivo, me desorino. Los tacos me parecen muy divertidos. Soy altamente competitiva. No soporto ir de compras en grupitos. No sé combinar ropa, colores, complementos ni hacerme peinados coquetos. Uso un 42 de pie, no suelo llevar faldas ni vestidos y no concibo mi existencia sin unas deportivas. Fumo bastante y me encantan los cubatas (nada de malibús o chorraditas de esas... donde esté un buen whisky, que se quite lo demás). No presto atención a la ropa, a los peinados ni a los zapatos de las/demás. No me paso la vida haciendo cumplidos a mis compañeras de género. Lo paso fatal en las peluquerías. Me irritan soberanamente los culebrones y las pajas mentales que se montan mis congéneres cuando la vida es mucho más simple. Soy desordenada, caótica, imprudente y en absoluto delicada. Plancho fatal, hago la cama de pena y se me mueren las plantas con una facilidad pasmosa. Adoro conducir y amo profundamente a mi coche. No sueño con verme vestida de novia ni se me pasa por la cabeza ser madre. Me encanta hacer el borrico jugando al futbolín o a las cartas. No me gusta el 'Duque'. Antes que una película romántica prefiero una comedia o una de ciencia ficción. Los bebés recién nacidos me parecen todos feos. Llevo desde niña mordiéndome las uñas y mis dedos parecen morcillas amorfas en vez de manos de 'señorita'. Voy a trabajar sin arreglarme lo más mínimo, con lo primero que pillo. Suavizar las cosas no va conmigo. No sé de cremas, geles, lociones...

En fin, así visto, podría ser la mismísima 'anti-mujer', pero nada más allá de la realidad. Me gusta, me complace, ME ENCANTA ser como soy, con mis 'defectos de forma' incluídos. Y creo que ninguno de ellos me excluye de este fantástico club de féminas al que sólo nosotras pertenecemos (y aquellas que lo son en su interior y luchan para que su exterior cada día se aproxime más al de una mujer).

Chicas, sois únicas, maravillosas, especiales... y da igual lo que digan los cánones. Para todas vosotras, va dedicado este post.


Ah, y quien crea que las cualidades personales que he destacado anteriormente me rebajan del estatus de "chica normal y corriente", que se lo haga mirar, por favor.

Capítulo IX: Leña al mono, que es de goma

A veces no tienes que buscar motivaciones por ti misma, sencillamente la gran musa de inspiración que es la vida te señala el camino a seguir con neones fluorescentes y así es fácil tirar por el camino correcto.



Estas vacaciones me llega la gran noticia de la esperadísima boda de unos grandes amigos. Llevaba tantos años esperando este evento que, a menos de tres meses de la fecha, aún no acabo de asumirlo. Es una de esas parejas que llevan siglos juntos y que ya pasan a convertirse en uno de esos mitos personales acerca del amor. Es de agradecer, para una idealista de mi índole, ver que entre tanta infidelidad, mentira, rencores y odio, queden aún parejas que van a más con el tiempo.

Aparte del sentimiento optimista y positivo que proporcionan este tipo de noticias, aparecen en el horizonte nuevos objetivos y situaciones de variadas magnitudes: despedida de soltera con tus amigas de toda la vida, fiestón con todo el pueblo el finde que empiezo mis vacaciones, buscar zapatos (el más difícil de todos) y vestido, ENTRAR EN ELLOS...

Aunque en vacaciones me he pasado la dieta por el forro (pecando, consciente y gustosamente, en Viernes Santo por irme a un asador a comerme un lomo de buey a la parrilla ¡mmmmmmhhhhhh! Qué bien sabe pecarrrr) el Plan Beyoncé sigue adelante. Ahora con más razón, ya que la primera etapa de este tour tiene fecha: 29 de junio.

Pues en otro golpe de inspiración semiforzada, surge la propuesta de un compi para apuntarnos a un gimnasio. Este designio del 'Señor' no es tan inexcrutable: "Bridget, ponte las pilas con el Plan Beyoncé", reza mi conciencia.

Como mandan los cánones: 

 A lo tonto continúo más o menos la hoja de ruta trazada a principios de año. ¡Más, más, más! Voy a darle duro y, ahora que iré a clase de BodyCombat, con más gracia. Estoy en un momento de subidón anímico vital más propio del cambio de estación que de otra cosa. Pero coño, podía haberme dado por otra cosa ¿Verdad? 

Por lo tanto, alegría y que no pare. Los problemas siguen ahí, los malos rollos y los imbéciles varios que pueblan nuestros días no se van a ninguna parte, pero de momento el ánimo vence a la desazón. Así que, a día de hoy, el avinagramiento y patetismo están en la otra orilla del río y les hago un saludito burlón a-lo-Duquesa-de-Alba-style. ¡Porque yo lo valgo!



Capítulo VIII: ¡A tomar por culo la pandereta!

Hoy he recibido un golpe de esos que se te clavan profundo, con un dolor agudo que no te deja más que emitir un quejido sordo. De esos que te llegan al alma y permanecen ahí por los siglos de los siglos. De los que sabes que algún día tienen que llegar pero jamás estás preparada para ello. Que te devora por dentro a la velocidad de la luz y con el efecto fulminante de un rayo.

Lo diré sin más rodeos: Hoy me han llamado 'madurita'.


MADURITA.

Madurita. Madurita. M a d u r i t a.

Vaya hachazo cruel has tenido conmigo, oh, suspicaz vida. Qué bien te lo montas para reírte de todos nosotros a tu antojo.

Madurita. Tócate los cojones, Mariloles.

Recuerdo los otros estacazos comparables como si hubiesen sucedido hace 5 minutos, con la misma crudeza. Ahora se les acaba de unir el 'madurita'.

Uno de ellos fue yendo al gimnasio hace como 6 ó 7 años y antes de entrar, en una placichuela, unos niños jugando al balón calculan mal y el esférico sale rodando en mi dirección, con buena velocidad y rasito. En lo que está llegando hacia mis pies, escucho a ese maldito crío al que odiaré el resto de mi vida decirme a voces:

- "¿Me puede pasar el balón, SEÑORA?"

No puedo describir mi ira en ese momento y, consciente de la 'bendita inocencia' de mis queridos niños y que no podía montar un pollo por lo que había sucedido, me vengué amargamente y descargué mi frustración y rabia como pude. Según llegó a mis pies, me la elevé y le solté un patadón a lo Oliver Atom que se caga la perra.

Nada mal para una 'señora'.

Por supuesto hay más momentos indignantes que seguro que contaré algún día. Pero esto es como un "to be continued... " de aquel momento.

Me lo ha soltado, afortunado él, mi compañero de piso de 25 tacos. Joder, que sólo tengo 29 y me ha llamado madurita.

Madurita.

Madurita.

Con el finde tan de puta madre que he pasado, tenía que haber algo que lo jodiese.

Y... mañana es lunes...

Pues que tengamos todos feliz semana, por lo menos.

Madurita... Qué dolor


Capítulo VII: ¡Por el amor de Dos!

Yo no sé si vosotros lo veréis de la misma manera que yo, pero... ¿No os parece que la sociedad prefiere a las parejas antes que a los solteros? Ofertas para restaurantes, escapadas a hoteles y casas rurales, viajes maravillosos... ¡¡¡HASTA LOS COJONES!!! ¿Por qué no hay ofertas para grupos de 3 ó 4 personas nunca? ¿Acaso somos seres apestosos sin amigos? No señores, no.


Para una romántica empedernida como yo, es duro ver cómo todo tu entorno parece estar ideado para que las parejas encajen perfectamente en todo plan y ser tú el comodín de la llamada. En serio, jode muchísimo.

También es muy jodido ver cómo las mentiras y los engaños son la razón de ruptura número uno -escapadísima del pelotón, como cuando Armstrong se metía sus buenos chutes-. ¡si se supone que os queréis/habéis querido! Para mí, la traición es de las peores cosas que puede hacer el ser humano a sus semejantes. Por favor, desde aquí os pido que antes de cagarla tanto, intentéis hacer las cosas bien. La verdad duele una vez, la mentira mil veces más.

Pero de eso no voy a daros el coñazo hoy, que está el mundo saturado de esas historias. Hoy voy a disertar sobre los posibles resultados de la suma 1 + 1 de la manera que nosotros, el Komando Single, lo vemos.

Este fin de semana he compartido reflexiones con un par de colegas -bien regaditos- y veo nuevamente que más o menos pensamos todos igual. Bien, digamos que las parejas que nos rodean suelen adoptar tres tipos de actitud para con sus allegados solteros:

- Los desaparecidos tras la simbiosis,

Este tipo de pareja sufre una fusión estilo Dragon Ball en la que pasan a ser dos individuos con una única mente que los rige. Ellos se lo guisan, ellos se lo comen, ellos van, ellos vienen... pero siempre en pack indivisible, como las latillas de atún.
Además a esta simbiosis hay que añadirle el epíteto constante de su abducción extraterrestre. O es eso, o es que directamente se olvidan del resto del planeta. Sus amigos no les ven, se dedican a actividades exclusivas para ellos dos y generalmente cuando una pareja así acaba su relación, los amigos volvemos a aparecer en su radar para enjugar sus lágrimas. Son tus amigos ¿qué vas a hacer? Pues estar ahí a pesar de todo.

- Los que piensan en números pares.

Para estos dejas de contar en sus planes porque eres un número impar. Sí que salen, sí que les ves, pero... ya. ¡Malditos duplos!
En fin, al menos cuando quedamos muchos siempre les ves y no pierdes relación. Por supuesto ven a sus colegas a menudo, saliendo en parejitas principalmente. Ahí ya no sueles estar tú, pequeño impar. Pasas a sentirte un 'Forever Alone'.


-Los que siguen al pie del cañón.

A los que les da para poder combinar lo guay de los dos tipos anteriores con salir con sus colegas incluso por separado. Debo decir que la gran mayoría está en este punto y gracias, porque si el tipo más común fuese el primero, los singles ya nos cortábamos las venas. 
¡Que sepáis que me moláis y que quiero ser de los vuestros! Un día estaré en la misma tesitura y veremos en qué grupo acabo. Si me convierto en una simbiosis desaparecida en combate o una pares-nones, os autorizo a que aquí mismo en los comentarios me breéis todo lo que os de la gana por bocas. Pero como ese día no ha llegado, yo me decanto por el tercer tipo. Me parece el más sano.

A mis singles ¿qué contaros que no sepáis? Pues nada, que el mundo no se para para nadie y que se está muy bien yendo al ritmo que únicamente tú te marcas ¿A que sí?

Parejitas, queréos mucho y llevadnos también en vuestro corazón. Sed buenos.

Capítulo VI: Ch-ch-ch-ch-changes

Pues mi vaticinio-deseo para el 2013 no sé si se cumplirá, pero desde luego que para que las cosas mejoren hay que hacer cambios y en ello estoy. No tienen por qué ser radicales, pero las pequeñas cosas nos hacen ser quienes somos y hay pasos pequeñitos para mi 42 de pie (yo a lo grande en todo, está claro) que son de gigante para el espíritu.


Desde luego el cambio de actitud ante la vida es el principio de todo.

Me comprometí con mi prima Sonia a comenzar la dieta y apoyarnos. Mi comienzo era el lunes. Y ya que estaba, opté también por reducir el consumo de tabaco y a dar un paso adelante en cuanto a mi timidez extrema.

Con el subidón de motivación, también me puse fecha a principios de semana a volver a darle vida a este diario pero sin saber si de verdad lo conseguiría.

Es domingo por la noche y aquí estoy, con la dieta a tope, fumando algo menos pero aún bastante (aunque querer dejarlo de golpe justo cuando empiezo la dieta sería lo ideal... creo que mis nervios no lo aguantarían).

Lo de la timidez muchísimo mejor. Para una vez que me tiro a la piscina me he estrellado (Pura esencia Bridget) pero reto superado y muy contenta por haber sido valiente y sólo haber obtenido cosas positivas a cambio de un lapso de vergüenza total. Creo que no es un precio en absoluto elevado. Estoy madurando y todo ¡¡¡quién me ha visto y quién me ve!!!

Además la vida en casa va a cambiar porque voy a tener un nuevo compañero de piso y creo que me va a dar mucha más vidilla y energía. Good vibes.

Y todo esto no es porque estemos en una época de cambios a nivel energético, de calendario, de reinicio. No es sólo eso, sino que con el año llegó mi cumpleaños (¡29, señor@s, 29 ya!) y me dí cuenta de que la gente más importante para mí (familia, amigos y compañeros) se lo han currado mucho a todos los niveles para verme feliz. Y como eso no hay nada.


Me cuesta tanto hablar de lo que siento que generalmente no soy nada cariñosa o simplemente no tengo palabras amables con los que me importan. Eso también lo estoy intentando pulir (para decir cosas buenas y no tan buenas, claro).

¿Pues qué mejor manera de agradecer el subidón espiritual que compartiendo este tipo de cosas en el Diario, tan presente en mi cabeza siempre?

A principios de año hice una lista de peticiones y actualizar este diario era primordial por lo que ello conlleva y sé que muchos esperábais meter vuestras narices en mis asuntos con este estilo ñoñer-macarra-festivo que llevo en vena. Aquí me tenéis, pecadores de la pradera.

Pues eso, estoy en época de reinvención, descubrimiento y crecimiento. Eso no se puede decir siempre... o bueno, sí, pero la cuestión es ser capaz de verlo día a día.

¡Ch-ch-ch-ch-changes!

Y, por supuesto, queridos fieles al Diario, también tenéis parte de culpa de que esto suceda. Al César lo que es del César.

¡Buenas noches!