Capítulo X: De cánones y de cómo deberían ser las cosas

A veces, cuando alguien pretende hacerte un cumplido acaba cagándola soberanamente. Una vez quedé con un chico, estudiante de periodismo, para tomarnos una cerveza. Charlamos alegremente, de buen rollo, (se veía que de ahí no iba a pasar la cosa) y en el momento menos esperado, me fulmina con un maravilloso comentario: "Bridget, eres lo más parecido a un tío que conozco".


¿Cómo se le queda el cuerpo a una después de semejante hachazo? Pues con ganas de exterminar todo rastro de vida en 50 km. a la redonda, como poco.

Esta noche, así de repente, me he acordado de ese momento y he decidido disertar sobre ello: ¿Cómo debe ser una mujer?

Difícil cuestión a resolver, sobre todo porque el concepto de cada cual varía enormemente de una persona a otra.

Acabaré antes analizando esos puntos de mí misma que se denominarían 'poco femeninos', signifique lo que signifique tan inapropiada terminología.


Odio y se me da fatal tontear. Salgo de fiesta y sólo quiero pasármelo bien y bailar, olvidándome en casa el 'radar de mozalbetes'. Me encanta el fútbol y hacer el friki con la consola o el ordenador. Me parto de risa con los eructos y los pedos. Si un chiste tiene gracia, aunque sea machista o extremadamente cruel u ofensivo, me desorino. Los tacos me parecen muy divertidos. Soy altamente competitiva. No soporto ir de compras en grupitos. No sé combinar ropa, colores, complementos ni hacerme peinados coquetos. Uso un 42 de pie, no suelo llevar faldas ni vestidos y no concibo mi existencia sin unas deportivas. Fumo bastante y me encantan los cubatas (nada de malibús o chorraditas de esas... donde esté un buen whisky, que se quite lo demás). No presto atención a la ropa, a los peinados ni a los zapatos de las/demás. No me paso la vida haciendo cumplidos a mis compañeras de género. Lo paso fatal en las peluquerías. Me irritan soberanamente los culebrones y las pajas mentales que se montan mis congéneres cuando la vida es mucho más simple. Soy desordenada, caótica, imprudente y en absoluto delicada. Plancho fatal, hago la cama de pena y se me mueren las plantas con una facilidad pasmosa. Adoro conducir y amo profundamente a mi coche. No sueño con verme vestida de novia ni se me pasa por la cabeza ser madre. Me encanta hacer el borrico jugando al futbolín o a las cartas. No me gusta el 'Duque'. Antes que una película romántica prefiero una comedia o una de ciencia ficción. Los bebés recién nacidos me parecen todos feos. Llevo desde niña mordiéndome las uñas y mis dedos parecen morcillas amorfas en vez de manos de 'señorita'. Voy a trabajar sin arreglarme lo más mínimo, con lo primero que pillo. Suavizar las cosas no va conmigo. No sé de cremas, geles, lociones...

En fin, así visto, podría ser la mismísima 'anti-mujer', pero nada más allá de la realidad. Me gusta, me complace, ME ENCANTA ser como soy, con mis 'defectos de forma' incluídos. Y creo que ninguno de ellos me excluye de este fantástico club de féminas al que sólo nosotras pertenecemos (y aquellas que lo son en su interior y luchan para que su exterior cada día se aproxime más al de una mujer).

Chicas, sois únicas, maravillosas, especiales... y da igual lo que digan los cánones. Para todas vosotras, va dedicado este post.


Ah, y quien crea que las cualidades personales que he destacado anteriormente me rebajan del estatus de "chica normal y corriente", que se lo haga mirar, por favor.

Capítulo IX: Leña al mono, que es de goma

A veces no tienes que buscar motivaciones por ti misma, sencillamente la gran musa de inspiración que es la vida te señala el camino a seguir con neones fluorescentes y así es fácil tirar por el camino correcto.



Estas vacaciones me llega la gran noticia de la esperadísima boda de unos grandes amigos. Llevaba tantos años esperando este evento que, a menos de tres meses de la fecha, aún no acabo de asumirlo. Es una de esas parejas que llevan siglos juntos y que ya pasan a convertirse en uno de esos mitos personales acerca del amor. Es de agradecer, para una idealista de mi índole, ver que entre tanta infidelidad, mentira, rencores y odio, queden aún parejas que van a más con el tiempo.

Aparte del sentimiento optimista y positivo que proporcionan este tipo de noticias, aparecen en el horizonte nuevos objetivos y situaciones de variadas magnitudes: despedida de soltera con tus amigas de toda la vida, fiestón con todo el pueblo el finde que empiezo mis vacaciones, buscar zapatos (el más difícil de todos) y vestido, ENTRAR EN ELLOS...

Aunque en vacaciones me he pasado la dieta por el forro (pecando, consciente y gustosamente, en Viernes Santo por irme a un asador a comerme un lomo de buey a la parrilla ¡mmmmmmhhhhhh! Qué bien sabe pecarrrr) el Plan Beyoncé sigue adelante. Ahora con más razón, ya que la primera etapa de este tour tiene fecha: 29 de junio.

Pues en otro golpe de inspiración semiforzada, surge la propuesta de un compi para apuntarnos a un gimnasio. Este designio del 'Señor' no es tan inexcrutable: "Bridget, ponte las pilas con el Plan Beyoncé", reza mi conciencia.

Como mandan los cánones: 

 A lo tonto continúo más o menos la hoja de ruta trazada a principios de año. ¡Más, más, más! Voy a darle duro y, ahora que iré a clase de BodyCombat, con más gracia. Estoy en un momento de subidón anímico vital más propio del cambio de estación que de otra cosa. Pero coño, podía haberme dado por otra cosa ¿Verdad? 

Por lo tanto, alegría y que no pare. Los problemas siguen ahí, los malos rollos y los imbéciles varios que pueblan nuestros días no se van a ninguna parte, pero de momento el ánimo vence a la desazón. Así que, a día de hoy, el avinagramiento y patetismo están en la otra orilla del río y les hago un saludito burlón a-lo-Duquesa-de-Alba-style. ¡Porque yo lo valgo!