Capítulo VIII: ¡A tomar por culo la pandereta!

Hoy he recibido un golpe de esos que se te clavan profundo, con un dolor agudo que no te deja más que emitir un quejido sordo. De esos que te llegan al alma y permanecen ahí por los siglos de los siglos. De los que sabes que algún día tienen que llegar pero jamás estás preparada para ello. Que te devora por dentro a la velocidad de la luz y con el efecto fulminante de un rayo.

Lo diré sin más rodeos: Hoy me han llamado 'madurita'.


MADURITA.

Madurita. Madurita. M a d u r i t a.

Vaya hachazo cruel has tenido conmigo, oh, suspicaz vida. Qué bien te lo montas para reírte de todos nosotros a tu antojo.

Madurita. Tócate los cojones, Mariloles.

Recuerdo los otros estacazos comparables como si hubiesen sucedido hace 5 minutos, con la misma crudeza. Ahora se les acaba de unir el 'madurita'.

Uno de ellos fue yendo al gimnasio hace como 6 ó 7 años y antes de entrar, en una placichuela, unos niños jugando al balón calculan mal y el esférico sale rodando en mi dirección, con buena velocidad y rasito. En lo que está llegando hacia mis pies, escucho a ese maldito crío al que odiaré el resto de mi vida decirme a voces:

- "¿Me puede pasar el balón, SEÑORA?"

No puedo describir mi ira en ese momento y, consciente de la 'bendita inocencia' de mis queridos niños y que no podía montar un pollo por lo que había sucedido, me vengué amargamente y descargué mi frustración y rabia como pude. Según llegó a mis pies, me la elevé y le solté un patadón a lo Oliver Atom que se caga la perra.

Nada mal para una 'señora'.

Por supuesto hay más momentos indignantes que seguro que contaré algún día. Pero esto es como un "to be continued... " de aquel momento.

Me lo ha soltado, afortunado él, mi compañero de piso de 25 tacos. Joder, que sólo tengo 29 y me ha llamado madurita.

Madurita.

Madurita.

Con el finde tan de puta madre que he pasado, tenía que haber algo que lo jodiese.

Y... mañana es lunes...

Pues que tengamos todos feliz semana, por lo menos.

Madurita... Qué dolor


Capítulo VII: ¡Por el amor de Dos!

Yo no sé si vosotros lo veréis de la misma manera que yo, pero... ¿No os parece que la sociedad prefiere a las parejas antes que a los solteros? Ofertas para restaurantes, escapadas a hoteles y casas rurales, viajes maravillosos... ¡¡¡HASTA LOS COJONES!!! ¿Por qué no hay ofertas para grupos de 3 ó 4 personas nunca? ¿Acaso somos seres apestosos sin amigos? No señores, no.


Para una romántica empedernida como yo, es duro ver cómo todo tu entorno parece estar ideado para que las parejas encajen perfectamente en todo plan y ser tú el comodín de la llamada. En serio, jode muchísimo.

También es muy jodido ver cómo las mentiras y los engaños son la razón de ruptura número uno -escapadísima del pelotón, como cuando Armstrong se metía sus buenos chutes-. ¡si se supone que os queréis/habéis querido! Para mí, la traición es de las peores cosas que puede hacer el ser humano a sus semejantes. Por favor, desde aquí os pido que antes de cagarla tanto, intentéis hacer las cosas bien. La verdad duele una vez, la mentira mil veces más.

Pero de eso no voy a daros el coñazo hoy, que está el mundo saturado de esas historias. Hoy voy a disertar sobre los posibles resultados de la suma 1 + 1 de la manera que nosotros, el Komando Single, lo vemos.

Este fin de semana he compartido reflexiones con un par de colegas -bien regaditos- y veo nuevamente que más o menos pensamos todos igual. Bien, digamos que las parejas que nos rodean suelen adoptar tres tipos de actitud para con sus allegados solteros:

- Los desaparecidos tras la simbiosis,

Este tipo de pareja sufre una fusión estilo Dragon Ball en la que pasan a ser dos individuos con una única mente que los rige. Ellos se lo guisan, ellos se lo comen, ellos van, ellos vienen... pero siempre en pack indivisible, como las latillas de atún.
Además a esta simbiosis hay que añadirle el epíteto constante de su abducción extraterrestre. O es eso, o es que directamente se olvidan del resto del planeta. Sus amigos no les ven, se dedican a actividades exclusivas para ellos dos y generalmente cuando una pareja así acaba su relación, los amigos volvemos a aparecer en su radar para enjugar sus lágrimas. Son tus amigos ¿qué vas a hacer? Pues estar ahí a pesar de todo.

- Los que piensan en números pares.

Para estos dejas de contar en sus planes porque eres un número impar. Sí que salen, sí que les ves, pero... ya. ¡Malditos duplos!
En fin, al menos cuando quedamos muchos siempre les ves y no pierdes relación. Por supuesto ven a sus colegas a menudo, saliendo en parejitas principalmente. Ahí ya no sueles estar tú, pequeño impar. Pasas a sentirte un 'Forever Alone'.


-Los que siguen al pie del cañón.

A los que les da para poder combinar lo guay de los dos tipos anteriores con salir con sus colegas incluso por separado. Debo decir que la gran mayoría está en este punto y gracias, porque si el tipo más común fuese el primero, los singles ya nos cortábamos las venas. 
¡Que sepáis que me moláis y que quiero ser de los vuestros! Un día estaré en la misma tesitura y veremos en qué grupo acabo. Si me convierto en una simbiosis desaparecida en combate o una pares-nones, os autorizo a que aquí mismo en los comentarios me breéis todo lo que os de la gana por bocas. Pero como ese día no ha llegado, yo me decanto por el tercer tipo. Me parece el más sano.

A mis singles ¿qué contaros que no sepáis? Pues nada, que el mundo no se para para nadie y que se está muy bien yendo al ritmo que únicamente tú te marcas ¿A que sí?

Parejitas, queréos mucho y llevadnos también en vuestro corazón. Sed buenos.