Capítulo IX: Leña al mono, que es de goma

A veces no tienes que buscar motivaciones por ti misma, sencillamente la gran musa de inspiración que es la vida te señala el camino a seguir con neones fluorescentes y así es fácil tirar por el camino correcto.



Estas vacaciones me llega la gran noticia de la esperadísima boda de unos grandes amigos. Llevaba tantos años esperando este evento que, a menos de tres meses de la fecha, aún no acabo de asumirlo. Es una de esas parejas que llevan siglos juntos y que ya pasan a convertirse en uno de esos mitos personales acerca del amor. Es de agradecer, para una idealista de mi índole, ver que entre tanta infidelidad, mentira, rencores y odio, queden aún parejas que van a más con el tiempo.

Aparte del sentimiento optimista y positivo que proporcionan este tipo de noticias, aparecen en el horizonte nuevos objetivos y situaciones de variadas magnitudes: despedida de soltera con tus amigas de toda la vida, fiestón con todo el pueblo el finde que empiezo mis vacaciones, buscar zapatos (el más difícil de todos) y vestido, ENTRAR EN ELLOS...

Aunque en vacaciones me he pasado la dieta por el forro (pecando, consciente y gustosamente, en Viernes Santo por irme a un asador a comerme un lomo de buey a la parrilla ¡mmmmmmhhhhhh! Qué bien sabe pecarrrr) el Plan Beyoncé sigue adelante. Ahora con más razón, ya que la primera etapa de este tour tiene fecha: 29 de junio.

Pues en otro golpe de inspiración semiforzada, surge la propuesta de un compi para apuntarnos a un gimnasio. Este designio del 'Señor' no es tan inexcrutable: "Bridget, ponte las pilas con el Plan Beyoncé", reza mi conciencia.

Como mandan los cánones: 

 A lo tonto continúo más o menos la hoja de ruta trazada a principios de año. ¡Más, más, más! Voy a darle duro y, ahora que iré a clase de BodyCombat, con más gracia. Estoy en un momento de subidón anímico vital más propio del cambio de estación que de otra cosa. Pero coño, podía haberme dado por otra cosa ¿Verdad? 

Por lo tanto, alegría y que no pare. Los problemas siguen ahí, los malos rollos y los imbéciles varios que pueblan nuestros días no se van a ninguna parte, pero de momento el ánimo vence a la desazón. Así que, a día de hoy, el avinagramiento y patetismo están en la otra orilla del río y les hago un saludito burlón a-lo-Duquesa-de-Alba-style. ¡Porque yo lo valgo!



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