Capítulo II: Dimitri lo sabe


(29 enero 2012)


He decidido tomarme el finde de reclusión voluntaria. No sé, no tengo espíritu festivo (y eso que mi salón es como un parque de atracciones para pseudo-adultos fiesteros con iluminación de puticlub).

No os alarméis, no es nada en particular. Apatía generalizada como diagnóstico. Para haceros un resumen, escribiré unos versos:

Lo del fumar... 
seamos sinceros, 
lo llevo regular. 

Lo del trabajo... 
como siempre, 
conspirando, agobiada y a destajo.

Lo del dinero... 
como no tengo, 
para mí no es nunca lo primero. 

Lo de las amigos... 
de eso no me quejo 
¡También os lo digo!

Lo del piso... 
el que luchó por algo, 
es porque lo quiso. 

Lo de los amores... 
otro batacazo,
digamos que no tengo el coño pa flores. 

Lo de la dieta... 
hay que seguir, 
que la goma de la braga me aprieta.

Lo de follar... 
casi ni me acuerdo de eso, 
mejor no hablar.

Lo del futuro...
siempre se sale adelante,
aunque el camino sea duro.

Hoy no he hecho ni el huevo. El viernes tampoco. Mañana haré cosillas que tengo pendientes porque no tengo más remedio y nunca abandono ninguna de mis responsabilidades. Pero en cuanto acabe con ellas, a vegetar again hasta el lunes.

A veces tengo tantas cosas en la cabeza que parece que la red neuronal de mis sesos fuese a colapsar. ¡Pero no! Aún mantengo intacta la capacidad de abstracción estilo 'encefalograma plano'. Me meto unos reinicios de fin de semana a lo ameba lifestyle que me dejan nueva.

Y si no se puede porque la agenda está más apretada que el ojete de Urdangarín por la que le viene encima, habrá que hacer reinicio al estilo Dimitri. Ríete tú de alcanzar el Nirvana y la sabiduría universal. Yo lo que quiero es ser como Dimitri.

Qué cojones, no se puede ser como él. A lo único que esta humilde servidora alcanza es a confiar en la guía espiritual del ser más sabio que ha pisado este jodido planeta después de quien inventase el refranero popular.

Si a partir de ahora sientes que debes 'consultar con la almohada' algo, no seas gilipollas. Una almohada lleva fibras plásticas, algodón o plumón. Una almohada no habla y, lo más importante de todo: Si alguien te pilla soltándole un rollo a un trozo de tela relleno de lo arriba mencionado, lo mínimo que va a pensar es, efectivamente, que eres gilipollas.

Déjate de metáforas inútiles, que estás haciendo lo mismo que los creyentes en cualquier religión. Consulta con alguien REAL que nunca, nunca, nunca errará en su consejo. Pregúntaselo a Dimitri porque DIMITRI LO SABE


No hay comentarios:

Publicar un comentario